España fue un Estado del
Bienestar hasta hace muy poco. Cuando se fue hundiendo poco a poco la economía del
ladrillo y la población fue asumiendo los golpes: las bajadas de sueldo, las
despedidas masivas, la privatización de los servicios, los sueldos bajo cuerda
de los políticos -elegidos democráticamente-; seguimos hacia adelante.
Pero ya algunas personas no
pueden (¿o no podemos?) seguir viviendo. Literalmente, porque la falta de asistencia
sanitaria y el coste de los medicamentos hace que muchas personas mueran antes,
que muchos niños no coman lo suficiente
cada día, que haya que entregar alimentos para que muchas familias puedan tener
tres comidas diarias, que tengamos que ver cada día con mayor frecuencia, personas
que piden en las calles. Y no son inmigrantes, drogadictos, marginados,
como acostumbran a denominar aquellos
que no entienden nada de lo que está pasando.
Los que piden, los que soportan,
los que sufren…somos todos, familias que sobreviven con la jubilación de sus
mayores, o su ayuda cuidando a los nietos, personas que han perdido su trabajo,
que solo tienen una pensión mínima, que habían considerado a este país una
oportunidad ¿se habrá perdido definitivamente esa oportunidad?...
La responsabilidad de la pobreza
es la economía neoliberal, sustentada por mercados financieros que no ven ni
sienten dolor, muy mal manejada (bien manipulada para ellas) por empresas transnacionales de índole
financiera, por la acumulación
fraudulenta de los bancos, regalar hipotecas alegremente, malas inversiones
privadas, falta de apoyo a las PYMES, acumulación de riquezas por parte de
algunos, la desigualdad en la redistribución de la riqueza. Y por supuesto, de
la miserable actitud de los que abren
cuentas en bancos de paraísos fiscales, con dinero que han sustraído en nuestro
país a través de las cuentas ilegales de los partidos políticos, de los ERES
falsos, de pagar miserias a los empleados.
Y entonces damos muestras de
solidaridad repartiendo alimentos, ropa y ayudas, sabiendo que esa no es la solución (o lo es por unos
días…) sino un cambio de rumbo del país, un cambio de forma de asumir la
economía. Con apoyo a PYMES, emprendedores, a inventores e investigadores. Pero
sobre todo, que nos impliquemos todos en la necesidad de inventar modelos
nuevos sin más retraso o justificaciones personales, ¡ahora mismo! Con menos
envidias personales donde encuentren apoyo aquellos que de verdad son creadores
de proyectos, de ideas, de riqueza y de
tal vez, un nuevo bienestar.
Ya que al anterior parece que no es posible volver la cabeza.
¿Dónde se sitúa la mujer ante ese “nuevo bienestar”?
El nuevo bienestar -como lo
denomino- no puede mirar hacia atrás.
Debe mirar hacia adelante y hacia la mujer -compañera, madre, abuela, amiga- como
creadora, artista, profesional, emprendedora
y empresaria. Defendiendo el lugar de cada una y de cada uno, en igualdad de oportunidades.
La economía y la crisis de los últimos años se
han visto favorecidas por una desmedida ambición masculina, en la que también
cayeron muchas mujeres. La nueva visión
debe ser diferente, con una mirada social -no sólo de marketing social, que
vende mucho- sino verdadera y respetuosa
con las habilidades, que no favorezca puestos o privilegios, sino capacidades,
y sea además, un apoyo y empuje de aquellas personas que no puedan o no sepan
tomar decisiones. Personas que pueden tener eso sí, enormes virtudes e ideas. Será posible a través de la educación de nuestras
niñas y niños en valores humanos que tengan en cuenta la libertad personal y de
ideas y el respeto por las diversidades, la capacitación de las mujeres y
hombres que tienen que adaptarse y encontrarse en esta nueva condición.
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La mujer
cuando hay que sacar una propuesta adelante, sabe apoyar sin presionar,
aconsejar sin criticar y completar lo que falta. Por lo tanto, consolidemos una nueva forma de
crear, demos paso a la mujer con todas sus capacidades, que donde ella esté, habrá
lugar para la implicación, creatividad,
la esperanza y un nuevo bienestar. Y sobre todo y con todas, seamos parte de
este cambio.