domingo, 1 de diciembre de 2013

Comentarios a lo largo y ancho del camino con la Zaigua


Este es un texto que han enviado Andrea y David para nuestro blog. Ellos son dos jóvenes amigos periodistas que desde hace más de un año y medio recorren con su “zaigua” los caminos del continente americano, desde donde iniciaron su ruta, México hasta donde están ahora, Chile y Argentina. Estimulados por nuestro primer artículo sobre discapacidades nos han enviado este, que esperamos que sirva de inicio para futuras colaboraciones.



Con los ojos de Zaigua Trough the Americas

 

En nuestro largo camino por Latinoamérica hemos podido observar las grandes dificultades en cuanto a movilidad a las que se tienen que enfrentar muchas personas todos los días. Estos desafíos están especialmente acentuados en comunidades indígenas y/o rurales.

Es cierto que estadísticamente las mayores concentraciones de gente siempre van a estar en las grandes ciudades y por tanto, los recursos económicos van dirigidos a estas poblaciones centrales. Sin embargo, en el ámbito rural también viven muchas personas que día a día ven limitada su movilidad, especialmente los ancianos. Gente, que debido a su salud necesita hacer largos y difíciles desplazamientos hacia los hospitales y las barreras -arquitectónicas, sociales y de movilidad- comienzan a aparecer desde que están en su propia casa.

En primer lugar viven en espacios humildes, muchas veces construidas por ellos mismos, con suelos irregulares y escaleras que dificultan sus desplazamientos. Después tienen que transitar por caminos, normalmente con grandes bultos, sin asfaltar y con lodo. Si consiguen un transporte, posiblemente sea un autobús antiguo que en cualquier país desarrollado hace años habría dejado de circular, sin ningún tipo de adaptaciones específicas para personas con dificultades de movilidad o debido a la edad y a las situaciones tan duras  que han tenido que vivir.
 
 
Una vez que están en la ciudad, aparte de las barreras antes mencionadas, estas personas se tienen que enfrentar a un tráfico infernal que no los respeta y en muchas ocasiones provoca accidentes mortales.

Basados en nuestra experiencia por Latinoamérica, a lo largo y ancho de los caminos que hemos recorrido, todavía falta mucha concientización social y política sobre este tema.

Teniendo en cuenta  que los recursos económicos en primer lugar van dirigidos a solucionar otras dificultades sociales, se necesita un gran aporte económico para que no solo cualquier persona “capitalina” pueda moverse libremente sino también la gente que vive  en el interior, en las áreas rurales que son -contradictoriamente-  generadoras de bienes y productos dirigidos a las grandes aglomeraciones urbanas
 
No podemos ni debemos olvidarnos de ellos.

Las fotos son de la Comunidad Wachimak en el Amazonas Ecuatoriano visitada  hace tres meses por Andrea y David.
 

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